Porque el mundo real no es suficiente

Si quien tiene un libro tiene un amigo y quien tiene un amigo tiene un tesoro, todos tenemos la opción de ser escandalosamente ricos. Lo cierto es me cuesta una barbaridad creer lo que dicen algunos. Si a alguien no le gusta leer es, simplemente, porque no lee.

Uno de los géneros que más fácilmente nos introducirá en la lectura es el de la fantasía: tanto los más jóvenes como, confesémoslo, los menos jóvenes disfrutaremos del género. De hecho, muchos nos iniciamos en la droga de los libros con obras como La Historia Interminable, descomunal relato de Michael Ende.

Dentro de las novelas de fantasía son muchos los tonos y formas de contarnos una historia. Nada tiene que ver la acción y el tono de El Señor de los Anillos de JRR Tolkien con Dioses Menores de Terry Prarchett; ni estas dos con Juego de Tronos de George RR Martin.

Mil temas, mil tonos

Desglosemos muy someramente la temática y el tono de los tres títulos del párrafo anterior: El Señor de los Anillos cuenta el viaje de un grupo de seres heterogéneos para vencer al mal. Lo hace en un tono de “cuento de hadas para adultos”. La obra de Terry Pratchett presenta en un tono cómico y desenfadado –humorístico, es la palabra- las andanzas de una tortuga que fue dios y quiere volver a serlo. Y Juego de Tronos mezcla fantasía, intriga, amor, diplomacia… en el mismo (maravilloso) relato.

tolkien

¿Qué tienen entonces, en común las tres novelas? Pues que se desarrollan en un mundo que no existe ni es probable que lo haya hecho o vaya a hacerlo, con unos personajes que no están sometidos a las reglas de la humanidad y en un entorno que no tiene por qué estar sometido a las leyes de la física o siquiera de la lógica.

Trolls, hadas y dioses de cualquier cosa

Entre los elementos más habituales de la fantasía, aparecen seres imaginarios o adaptados de mitologías de todo el mundo, magia y, con mucha frecuencia, la épica de un protagonista enfrentado a un entorno que lo supera en poder o saber.

La novela fantástica hunde sus raíces en la tradición oral –no parece que los bardos o juglares cataran relatos cien por cien verídicos- y en los primeros escritos ficticios (pienso ahora mismo en Beowulf). Tras altibajos, a día de hoy el género goza de una salud, valga el juego de palabras fantástica.

En cuanto al futuro de la novela de fantasía, tal vez deberíamos consultar a los dioses del Eje de Mundodisco…

Originally posted 2012-10-09 07:47:22.